domingo, 26 de diciembre de 2010

Aquellos maravillosos años

Hay quién no lo tiene muy claro, así que, teniendo en cuenta el tema que nos traemos entre manos, considero oportuno aclararlo. Allá va la revelación.
 
Michael Jordan se fue de los Bulls hace 12 años.

Sí, Michael nos dejó hace más de una década —¿acaso algún profano recuerda su etapa en los Wizards? ¿eh? ¿EH?—, y por increíble que pueda parecerle a algunos, existe baloncesto después de él. Si bien es cierto que desde su marcha, los Bulls cayeron en un relativo ostracismo dentro de la competición, no será por apatía o falta de ganas.

Me explico. En los últimos años, no ha habido temporada en la que Chicago no haya sonado para dar la campanada en los primeros compases. Nuevos proyectos, fichajes prometedores, alguna que otra elección curiosa en el draft. Distintos comienzos que incitan a las mismas buenas sensaciones, pero que comparten un desenlace común. Aparición discreta en post-temporada y vuelta a casa a la primera de cambio.

En el caso concreto de este año, la situación, al cierre, parece más prometedora que nunca. El fichaje de Carlos Boozer dota a los Bulls de un frontcourt más que competitivo. De la mano del floreciente Noah, suman talento suficiente como para intimidar a casi cualquier escuadra de esta liga. Al lado de estas dos torres, el joven Taj Gibson apunta a seguir madurando en el tiempo de descanso que le dé a los hombres fuertes, mientras compite con el veterano Kurt Thomas y su capacidad para aportar minutos de calidad.

Por otra parte, la solidez de su juego exterior puede parecer mermada, ahora que se han deshecho de Kirk Hinrich, un jugador fiable y seguro, que en su día luchó por ser el pilar de lo que se estaba gestando en el United Center, pero que quedó relegado a un segundo plano por la pujanza del explosivo Derrick Rose. Nada más lejos de la realidad. Los Bulls cuentan con los servicios del ya mentado Rose, pero además se han hecho con Ronnie Brewer —hay quién ya habla de «robo»—, Keith Bogans, y el experto francotirador, Kyle Korver. Si a esto le sumamos al todoterreno C.J. Watson, sobran más palabras.

Los Bulls tienen las piezas. Es al nuevo entrenador, Tom Thibodeau, a quién le corresponde encajarlas debidamente para componer un entramado que aspire a todo. En cualquier caso, Boozer es un recién llegado, Rose aún es joven y las prisas no son buenas.

Tal vez nunca vuelvan a brillar como en los 90. Tal vez su destino sea vagar eternamente por las posiciones medias de la tabla. Tal vez no estén llamados a volver a saborear la gloria del anillo. O tal vez  vaya siendo hora de que dejen de mirar al pasado y se conviertan en algo más que el equipo por el que fichó Dios el séptimo día.


Un saludo.

domingo, 19 de diciembre de 2010

El hermano pobre

Circula una leyenda urbana. Un mito que dice que si Magic Johnson, Michael Jordan, Larry Bird, Karl Malone y Hakeem Olajuwon, por algún casual, hubiesen coincidido en Los Angeles Clippers, no habrían ganado ni un solo anillo. Es más, probablemente ni siquiera se habrían clasificado para Playoffs. Se trata de la maldición del hermano pobre.

Los Clippers gozan de una más que justificada mala fama dentro del mundillo NBA. Llevan el cartel de gafe pegado en la frente prácticamente desde el mismo momento de su constitución como franquicia. Tal vez esta sea la razón por la que nadie se sorprendió la pasada temporada cuando, después de realizar la adquisición vía draft del prometedor Blake Griffin, éste cayese fulminado presa de una siempre problemática lesión de rodilla. Lesión de gravedad tal que el novato no podría debutar en toda la temporada. Hay a quién esta historia le sonaba, y no éramos pocos los que olíamos un segundo caso Greg Oden. Joven talento desembarca en la NBA, parece capaz de todo, la lacra de las lesiones se ceban con él y su futuro de repente se nubla de manera irremisible, dejando a medio mundo con las ganas de ver lo que ese chico habría sido capaz de hacer.

Sin embargo, contra todo pronóstico —no olviden que estamos hablando de los Clippers, damas y caballeros— y hasta el momento presente, ese portento físico, el tal Griffin, se muestra sano, fuerte, dominador y espectacular. Desde que arrancó la actual temporada, es raro no ver a este tipo día sí, día también en lo más alto de los highlights, las jugadas más destacadas de la jornada. En más de una ocasión, luciendo un doblete. Angelito.

Desde que llegó, algo ha cambiado en Los Angeles. El reinado de los Lakers sigue vigente, sin ninguna duda, pero la gente ha dejado de obviar al hermano pobre. Ahora el mundo entero gira la cabeza para ser testigo de lo que se gesta en el vestuario de los Clippers.

-¿Qué hicieron los Clippers anoche?

-¿Contra quién juegan hoy?

-¿De dónde ha salido ese tal Griffin? Ah, ¿pero que es su primer año?

No es para menos. Este chico es una máquina de hacer baloncesto. Pertenece a esa raza de matadores inmunes a las leyes de la gravedad, capaces de machacar el aro en Slow Motion con tan solo proponérselo. Cogen la bola, se internan en la pintura y lo destrozan todo a su paso, ajenos a lo que pueda estar ocurriendo debajo de ellos. Estamos ante un atleta que juega al baloncesto, que usa la fuerza bruta como base de su juego, haciendo de cada movimiento algo espectacular a los ojos de los simples mortales. La labor de su entrenador, Vinny del Negro, es conseguir que este atleta se convierta precisamente en un jugador de baloncesto.

Lejos de dejarnos llevar maravillados por esta fuerza de la naturaleza, seamos realistas. Los Clippers lucen al cierre un bochornoso 7-21. El chico milagroso todavía no hace milagros. Tiempo al tiempo. No está del todo mal rodeado. Kaman, Davis, Gordon, Jordan... No son mimbres para tejer un equipo campeón, pero con una política de fichajes más o menos racional, y con Griffin en el centro de todo, el equipo podría alzarse como potencia peligrosa es el ya no tan salvaje Oeste en unos cuantos años. Es una mera cuestión de paciencia. O no.


Allá por los 70, bajo el nombre de Buffalo Braves, nace un equipo de baloncesto. Un equipo que, como cualquier debutante, empezó con mal pie. Tras ocho años de más pena que gloria, la franquicia se traslada a San Diego, en busca de los éxitos que en su anterior etapa no pudo cosechar, pero se topa de bruces con la realidad y la tendencia perdedora del conjunto se acentúa más si cabe. Después de otros seis años encajando golpes y reveses, la franquicia decide volver a mudarse. Esta vez a la concurrida ciudad de Los Angeles, bajo la alargada sombra de los Lakers. Mala suerte, desde entonces, 1984, hasta hoy, 2010, más de lo mismo. La imagen de los Clippers no ha variado un ápice...

No es a mí a quién corresponde escribir el resto de la historia. El cómo después de 40 años de fracasos, un equipo de perdedores consigue reunir valor y fuerza suficiente para levantarse, para luchar, para tocar la gloria con la punta de los dedos. Para dejar de ser el hermano pobre. Para ganar. Eso es cosa de un tal Blake Griffin. Lo mismo os suena.


Un saludo.

domingo, 12 de diciembre de 2010

Amar'e en tiempos revueltos

De un tiempo a esta parte, los aficionados de los Knicks acudían al Madison Square Garden más cómo un acto de caridad para con su equipo que como una manera de pasar el tiempo disfrutando de una exhibición de buen baloncesto.

-¿Te vienes a ver perder a los Knicks?

-Psé... vamos.
Esto ha cambiado. Más bien, está cambiando. La razón de este giro en los acontecimientos tiene nombre propio. Amar'e Stoudemire. STAT (Standing Tall And Talented) para los amigos.

Durante el pasado mercado estival de los agentes libres, los Knicks iban a por el premio gordo sin tapujos. LeBron James. No aspiraban a menos. En New York se hicieron campañas publicitarias a nivel mundial, pidiendo casi de rodillas al autoproclamado King que recalase en la «Gran Manzana» y sacase a su equipo de una interminable travesía por el desierto. Yo mismo llegué a creer que lo conseguirían. Con tanta alharaca y fuego artificial cualquiera se deja convencer. Sin embargo, LeBron consideró más oportuno tomar el camino fácil, rumbo a las soleadas costas de Miami junto a sus dos amigos, Dwayne Wade y Chris Bosh. Hay quien juega para ganar, y quien juega para no perder. Pero eso es harina de otro costal. El caso es que en New York se tuvieron que «conformar» con el premio de consolación: Amar'e.

STAT llevaba 8 años destacando como uno de los jugadores interiores más determinantes en la mejor liga del mundo. De la mano de Nash, ganó partidos, peleó los playoffs y disfrutó del baloncesto, haciendo disfrutar a su vez a medio mundo. Los Suns de Nash y Amar'e se consolidaron en la élite del campeonato, y sólo les faltó un anillo para coronar esos años dorados. La oportunidad más nítida quedó nublada de la mano de un tal Robert Horry y las mafias arbitrales. El colegiado acabó en la cárcel, pero los Suns se desinflaron en su momento más cercano a alcanzar la cima. La ventana se cerró. Después de esto, y a pesar de la sorpresa en post-temporada del pasado año, el proyecto tenía fecha de caducidad, y STAT lo sabía. Tal vez fue por eso por lo que decidió volver este verano con Mike D'Antoni, el entrenador que mayor provecho le ha sacado sobre el terreno de juego.

El salto a la «Gran Manzana» pudo no ser lo que Amar'e esperaba. Los Knicks consiguieron su fichaje durante la fiesta veraniega. Sólo eso. Ninguna otra figura importante se fijó en ellos, y STAT se veía incluso más solo que en Phoenix. Arranca la competición y se suceden las derrotas y las victorias, alternándose las unas con las otras. Él no estaba costumbrado a eso. No había viajado de una punta del país a la otra para salir al parqué a verlas venir.

«Aquí faltan ganas.» Palabras que dirigió a la prensa en referencia a sus compañeros después de una de esas derrotas que caían sobre sus hombros una noche sí y otra también. Duras declaraciones que suponen un golpe sobre la mesa en el vestuario. Un golpe que repercute notablemente sobre el equipo.

A partir de ese momento, el paisaje cambia. Amar'e deja de soñar con los fichajes que le pseudo-prometen los directivos de la franquicia. Melo, Paul, incluso el propio Nash... Se echa el equipo a la espalda, se alza como fuerza imparable, y, lo que es más importante, como líder para los suyos. Y sus compañeros no se quedan atrás.

Los Knicks acumulan al cierre 7 victorias consecutivas, algo impensable en los últimos años, Amar'e se encuentra en el quinto puesto en la carrera hacia al MVP, luciendo unos números que asustan y los Knicks se sitúan en estos momentos en posiciones de playoffs. Sus seguidores ya hablan del sucesor de Pat Ewing.

Amar'e, en Phoenix te echamos de menos. 11-12 no son números para un equipo que el pasado año quedó segundo en el «Salvaje Oeste». Aún así, los aficionados no te guardamos rencor, entendemos tu marcha. El US Airways Center nunca te recibirá con abucheos. Ahora lleva a tu nuevo equipo tan alto como puedas.

Gracias, Amar'e, por traernos de vuelta a los Knicks.


Un saludo.

domingo, 5 de diciembre de 2010

Huele a threepeat

Estos Lakers —los de la era Pau— ya nos tienen acostumbrados. Padecen un severo trastorno bipolar. En los últimos días, han concatenado 4 derrotas seguidas. Jazz, Pacers, Grizzlies y Rockets, en ese orden, han sido sus verdugos. De entre estos cuatro conjuntos, sólo el primero parece, a priori, rival para los de púrpura y oro. A pesar de ello, a mis ojos ha sido únicamente un tropiezo debido a, entre otras cosas, la grave merma que ha sufrido su juego interior con las lesiones de Bynum y Ratliff. Pau, aunque a veces no lo parezca, es un ser humano, y como ser humano que es, se cansa. No creo que los seguidores de Kobe & Co tengan motivos para alarmarse, los Lakers siguen siendo firmes favoritos a revalidar su título, conseguir el threepeat y emular a los intocables Bulls de Jordan. Veamos por qué.

En primer lugar, los retoques. Soy de los que piensan que los pequeños detalles marcan las grandes diferencias. Hablo de quitarse de encima a Jordan Farmar, DJ Mbenga y Adam Morrison —este último merece mención especial, todo el que haya visto vídeos como el de sus highlights en las pasadas Finales lo entenderá—, a cambio de jugadores que ofrecen verdaderas garantías como Matt Barnes, Steve Blake y Theo Ratliff. Negocio redondo. Barnes se está adaptando a la perfección al triángulo ofensivo del tío Phil, llegando, en ocasiones, incluso a arrebetarle algún que otro foco a Artest. Blake aporta seguridad como base suplente, minutos de calidad, que poco tienen que ver con los que desplegaba el siempre irregular Jordan Farmar. Mientras tanto, el ahora lesionado abuelo Ratliff pone los años, la experiencia y el descanso para los demás hombres grandes.

Por otra parte, el Oeste nunca fue menos salvaje. La fuga de estrellas que se ha producido este verano hacia la costa Este ha dejado a los potenciales rivales de Lakers empobrecidos. Los escuadrones que parecen capaces de plantarle cara a la fiebre amarilla residen en la otra punta del país. El Oeste está debilitado. ¿Quién puede frenar a los de Phil Jackson? ¿Unos Spurs a los que los años no perdonan? ¿Unos Mavericks que siempre se deshinchan en post-temporada? ¿Unos Suns sin Amar'e? ¿Unos Thunder que aún necesitan madurar? ¿Unos Nuggets más pendientes de la posible marcha de Melo que de ganar partidos? Si acaso, los Jazz podrían plantarles cara, pero no de igual a igual. Sólo el Este puede frenar a los de Kobe y Pau.

Hablando de piedras en el camino, todos los focos apuntan a Miami cómo principal candidato a apear del sueño del threepeat a estos Lakers, pero a mi juicio, las viejas glorias de Boston representan un peligro considerablemente mayor. Son un combinado rodado y fiable, que ya ha demostrado lo que es capaz de hacer, al que se le han aplicado unos cuantos ajustes. Los Beach Boys han surgido de un día para otro, y se nos han vendido como un producto nuevo y definitivo, y, a pesar de sus últimas 4 victorias consecutivas, aún no han demostrado nada. En cuanto a los Magic, cuentan con el mejor pívot de la competición, y está bien rodeado, pero por el momento, no consiguen definir a la hora de pelear en los playoffs. Son el tercero en discordia. Personalmente, apuesto por unas Finales con aroma ochentero.

El maestro zen tiene las fichas que necesita. Conseguir otro anillo pasa por no vender la piel del oso antes de cazarlo, cuidar a sus estrellas, minimizar su desgaste de cara a la post-temporada, evitar los repentinos baches de apatía de las últimas temporadas y recordar que en los finales apretados cuenta con el jugador más decisivo del planeta. Un tal Kobe Bryant.


Un saludo.

domingo, 28 de noviembre de 2010

El conductor del Ferrari

«It's gonna be easy.» Palabras de LeBron James tras su desembarco en Miami Beach, hará un par de meses. Él puede, así que yo también. Me voy a tomar la licencia, sí, señor. ¿Por qué no? Hoy voy a empezar con un:

«Te lo dije.» Los Heat no funcionan. Éramos unos cuantos los que augurábamos que este conjunto de súperestrellas el bloque definitivo, el gigante entre gigantes, el equipo a batir... no cumpliría con las expectativas, al menos a corto plazo. Parece ser que el tiempo nos está dando la razón, para quitársela al sedicente King.

Tras el triunfo en los despachos durante el mercado estival por parte de Pat Riley, todo parecía un camino de rosas para Miami. Se llevaban a dos de los pesos pesados por los que todas las franquicias suspiraban, y además mantenían atado y bien atado al que ya tenían entre manos. Acababa de fraguarse The Biggest Three. Un coche lujoso y de alta cilindrada, puesto en manos de un entrenador joven que tiene aún mucho que demostrar. Dwayne Wade, Chris Bosh y LeBron James. Tres de los diez mejores jugadores de baloncesto sobre la faz de la Tierra jugando juntos, con una misma camiseta. La imagen es para echarse a temblar, pero los números hablan por sí solos, y dicen otra cosa. Un balance de nueve victorias por ocho derrotas, a finales de noviembre. Un equipo que había llegado a ser comparado, por su portencial, a los Bulls de Jordan. Nota: Los Bulls de Jordan lucieron un 72-10 a final de temporada en su mejor año. Ocho derrotas son dos menos que diez.

Cómo cabía esperar, las acusaciones no han tardado en volar de un lado a otro. Está claro que alguien tiene que cargar con al culpa de semejante catástrofe. O no.

En primer lugar, los Heat sufren dos graves cojeras. Una, en el puesto de base. Carecen de un organizador de juego competente. La otra, en la zona. Necesitan a un pívot rocoso, capaz de ejercer el papel de escudero de Bosh y pelearse con los hombres grandes de otros equipos. En este punto, veremos qué tal les sienta la llegada de Dampier. Pero que nadie me malinterprete. No estoy diciendo que los de Miami necesiten a un Steve Nash como director de orquesta y a un Dwight Howard para comerse a los rivales en la pintura. Ni mucho menos. En lugar de explicarme, voy a limitarme a proponer un ejemplo esclarecedor. Derek Fisher en los Lakers. Obediente y aplicado. La perfecta imagen de un base de garantías.

Por otra parte, el baloncesto se rige por un reglamento muy quisquilloso, y es que sólo se permite utilizar un balón. Vergonzoso, lo sé. Esto hace que contar con dos jugadores de perfil casi calcado en un mismo equipo, a veces, suponga un problema. Estoy hablando de Wade y LeBron, dos tipos que necesitan tener el caucho entre sus dedos durante mucho tiempo para demostrar su calidad. Y eso está bien, cuando el equipo juega para ti. Pero cuando tu rol no está muy definido y tienes que compartirlo con otro, nos encontramos con que uno de estos dos cracks —escolta y alero, respectivamente, posiciones distintas a la de base—, se ve subiendo la bola y botándola en el campo contrario, sin saber muy bien dónde meterla, durante 20 segundos. En baloncesto, las posesiones duran 24.

Finalmente, el conductor del Ferrari, Erik Spoelstra. Cuando le dieron las llaves, seguramente no se lo creyese. «Aquí tienes. Tres cracks de talla XXL a tus órdenes. Tres jugadores que prácticamente se entrenan por sí solos a tu entera disposición. Para ganar un anillo o cinco. O diez Es probable que se frotase las manos pensando en el premio al Coach of the Year. Dos meses después de estrenarlo, al coche no dejan de salirle achaques. Serán las bujías, seguramente. Pero las críticas le llueven a él. No voy a poner en tela de juicio el hecho de que las merezca o no. Simplemente diré que es un entrenador joven y relativamente inexperto, por lo que a mí no me sorprende, pero dudo mucho que toda la culpa descanse sobre sus hombros. Para terminar de ser ambiguo, predigo que con la vuelta de Pat Riley a los banquillos, que, calculo, se producirá más o menos cómo regalo de Navidad, la situación adquirirá un cariz diferente. 

En conclusión, con los equipos formados de la noche a la mañana, a fuerza de poner los billetes sobre la mesa, a veces pasan estas cosas. Nunca me ha gustado el modelo "Florentino Pérez", así que no me pidáis objetividad. Para jugar al PC Football Manager está bien, pero aplicado al mundo real suele acabar resquebrajándose. Por ahora, los números me dan la razón. Veremos si, allá por mayo, el tiempo y Pat Riley acaban quitándomela.


Un saludo.

domingo, 21 de noviembre de 2010

El futuro no quiere esperar

El Mundial de Turquía nos dejó una reseña destacable a los ojos de todos. Algo más allá de la decepción de nuestra selección.

Algunos ya lo sabíamos. Veníamos de verle hacer maravillas durante toda la pasada temporada NBA. Otros sólo le conocían de oídas, pues no vende tanto como los ya consagrados Kobe o LeBron. Los menos, ni siquiera tenían noticia de su existencia. Flagrante. Estoy hablando de Kevin Durant.

No es más que un chico delgaducho, aparentemente frágil. Un muchacho endeble que encierra un talento que no parece tener techo. Un tipo cuya facilidad para encestar me lleva a recordar a la de un tal Jordan, de nombre Michael. Valiente blasfemia, pensarán algunos, —yo mismo he llegado a planteármelo pero así fue. Sostener otra cosa sería faltar a la verdad. Durante buena parte del Mundial no podía evitarlo. Entiendo que haya quién quiera crucificarme por ello. No os culpo.

El equipo B que envió EEUU al Mundobasket tenía un difícil cometido. Recuperar el cetro. A simple vista, Coach K contaba con una plantilla de segunda, con una nómina de pívots, como poco, limitada. Sin embargo, Durant se echó el equipo a la espalda y demostró que hay baloncesto más allá de Kobe, LeBron, Wade o Melo. Lideró a su selección hacia la gloria del Oro. Y obtuvo de esta manera el merecido reconocimiento que el mundo no le había otorgado hasta el momento.

Volviendo al mundo NBA, en este momento, Durantulla se encuentra rodeado de un entorno idóneo para su óptimo desarrollo y crecimiento como jugador. Es el eje de un proyecto joven y prometedor en Oklahoma, franquicia que gozaba de margen salarial suficiente como para poder atraer al equipo a alguna otra estrella durante el mercado veraniego. En lugar de eso, optaron por conservar el núcleo que ya poseían, dotándolo de más piezas jóvenes que puedan madurar al lado de Durant, Westbrook, Harden & Co.

Los Thunder descargan buena parte de su peso sobre los hombros de Durant y Westbrook. Se complementan a la perfección. Un cóctel veloz y explosivo a partes iguales. Ambos despliegan unas cualidades físicas que los convierten en una maquinaria ofensiva extremadamente difícil de parar. Y si a esto le sumamos a los emergentes Jeff Green y James Harden, que a la chita callando combinan casi 30 puntos por partido, queda claro que estamos ante un backcourt digno de ser tenido en cuenta.

En la zona nos encontramos con Serge Ibaka, congoleño de nacimiento, pero sumido en un continuo flirteo con la nacionalización española —ojalá—. Jugador que goza de un físico portentoso, intimidador como pocos bajo los aros. En mi opinión, todavía tiene mucho que enseñarnos. Sólo necesita minutos y confianza. Y aportando experiencia, cordura y rebote —el otro más que el uno— Nenad Krstic y Nick Collison. No está mal.

Es comprensible que pasar de 23 victorias a 50 de un año para otro levante mucha polvareda, revuelo y expectativas. Pero tampoco vamos a engañarnos. Los chicos de Brooks han dado un salto de calidad sobresaliente en la joven franquicia de Oklahoma, pero de ahí a ganar anillos, media un largo trecho. En cualquier caso, el conjunto parece poseer los mimbres necesarios para conformar un bloque sólido de cara a ganar el campeonato de aquí a unos años, siempre y cuando a Scott Brooks no le persiga la maldición del Coach of the Year. Todo pasa por seguir al pie de la letra el lema que reza la página web del equipo. No podría ser más acertado: «Rise Together». Amén. 

Por el momento, toca pelear cada partido, luchar por clasificarse en los Playoffs y, una vez allí, dar mucha guerra. La silueta del anillo se perfila en el horizonte de Durant y los suyos. Let see what they've got.


Un saludo.

domingo, 14 de noviembre de 2010

Un último intento

Este año, por primera vez en mi vida, he celebrado una victoria de Boston. Dos, a decir verdad. Ambas contra The Biggest Three. Ese equipo formado en un abrir y cerrar de ojos siguiendo las directrices de las complejísimas e intrincadas técnicas «Florentino Pérez». Comprar el éxito a golpe de talonario. O al menos intentarlo.

Es por ello que esta vez no voy a hablar de un equipo que me gusta. No. Esta vez voy a hablar de los Celtics.

En el vestuario de Boston se ha congregado un verdadero Dream Team de viejas glorias. Jugadores que, aún luciendo una innegable calidad, dejaron atrás su mejor momento hace años. Jugadores que, habiendo perdido buena parte de su explosividad, unen sus esfuerzos para suplir estas y otras carencias. Y es que los años no perdonan.

Echemos la vista atrás. Veremos que la fórmula funciona. Un anillo, una aparición en las Finales forzando a los chicos de Phil Jackson a jugar un séptimo partido, y una pelea constante por llegar lejos en Playoffs. Si a la plantilla que ha logrado esto en los últimos tres años le añadimos a los dos O'Neal —Shaquille y «el otro», que diría el gran Montes—, llegados para cubrir la baja de Perkins, nos encontramos con un conjunto temible. Lo mires por donde lo mires.

Aunque sólo sea por nombre —y renombre—, este combinado parece más sólido que el que el pasado año quedó a un sólo partido de la gloria del anillo.

El peso del juego exterior sigue cayendo sobre los veteranos hombros de el bombardero, Ray Allen, y el capitán, Paul Pierce. Un seguro de vida desde la larga distancia. Pierce es indiscutiblemente el alma de este conjunto, y probablemente verá su número colgado en lo más alto del Boston Garden algún día, mientras que Allen, a pesar de caer cuesta abajo de manera irremisible, sigue manteniendo una de las mejores muñecas de la competición.

El polémico Kevin Garnett, sus rodillas mediante, sigue siendo una fuerza intimidadora bajo los tableros. Él, junto a su habitual recambio, «Big Baby», y el recién llegado Jermaine O'Neal, se encargará de sostener la carga del juego interior de la marea verde. Si además contamos con el mermado pero siempre eficiente Shaq, no parece haber motivo para preocuparse, siempre y cuando las lesiones respeten. Y Perkins vuelve después de Navidad.

Rondo. El chico tímido que tanto revuelo ha levantado con su festival de asistencias en las últimas semanas. Es la única estrella joven con la que cuenta Doc. El presente y futuro de la franquicia. Tiene por cometido llevar las riendas de este Cadillac del 59. Pero no podrá pisar el acelerador a fondo. Sus compañeros cuentan ya demasiadas primaveras como para poder desplegar en torno a ellos el juego frenético y ágil que acostumbra. Por otra parte, deberá trabajar su tiro exterior, si realmente quiere ser un base peligroso dentro del campeonato, sin dejar de lado su faceta de playmaker. Su sustituto, Robinson, no es un base pasador, y de Von Wafer no vamos a hablar.

Finalmente, en el banquillo, Doc Rivers. Se especuló con que podría tomarse un año sabático o bien marcharse a los Heat, para poder estar más cerca de su familia —que vive en Florida—. Finalmente decidió permanecer junto a los verdes, factor decisivo, si tenemos en cuenta la marcha de su asistente y principal responsable del éxito defensivo del equipo, Tom Thibodeau, a Chicago. Rivers tendrá que repartir los minutos entre sus estrellas con criterio para que todos lleguen en las condiciones adecuadas a la post-temporada. Difícil cometido.

En Boston han hecho los deberes. Aspiran a todo. Es ahora o nunca. Bajo mi punto de vista, son dignos de elogio. Es por ello que les he dedicado el artículo de hoy.

Como ya he dicho, no me gustan los Celtics. Nunca me han gustado. Pero dadle al César lo que es del César y a Dios lo que es de Dios.


Un saludo.

domingo, 7 de noviembre de 2010

El dudoso arte del «trash talk»

El supuesto apelativo que le coloca Kevin Garnett a Charlie Villanueva durante el choque Celtics-Pistons de esta semana, desata la polémica. «Enfermo de cáncer». Pongámonos en antecedentes. Villanueva padece  alopecia areata, una enfermedad que impide que su cuerpo, en su totalidad, genere pelo. Sobra mentar los múltiples problemas que esto le causó durante su etapa en el highschool y su posterior paso al college. Aclarado este punto, sólo nos queda aplaudirle la gracia a Garnett. Qué acertado eso de tomarse a la ligera algo tan trivial cómo un simple cáncer. Qué tipo más ingenioso y locuaz. Qué buen gusto. Qué clase.

Por si alguien lo duda —me dolería a estas alturas—, modo ironía: ON.

Este hecho es notificado al mundo por Charlie en su twitter horas después de que, supuestamente, tuviese lugar. KG no tarda en desmentirlo, afirmando que lo que él dijo fue únicamente que era «cancerígeno para su equipo y para la liga». Bravísimo.

Llegados a este punto, cada uno creerá lo que quiera creer o no creerá nada. En mi caso, me decanto por brindarle mi confianza a un jugador poco amigo de problemas y polémicas, como lo es Villanueva, en detrimento del mayor bocazas que ha dado la liga en los últimos años. Cuando daba mis primeros pasos en la cancha, Garnett era mi ídolo. Mis primeras AND1 fueron las suyas. Kevin era un gran jugador y yo era un pequeño ingenuo. Con el transcurso de los años, te das cuenta de que un gran jugador no tiene por qué ser un gran deportista. Big Ticket me lo ha dejado muy claro.
Narrada la anécdota de la semana, entramos en materia. El trash talk, que significa de una manera más o menos literal «hablar basura», es el, a mi juicio, innoble arte que practican ciertas estrellas —o no— con el fin de desquiciar psicológicamente a su rival en el terreno de juego. La línea que separa la mera provocación de la descalificación personal o la falta de respeto es realmente estrecha, y muchos no dudan a la hora de traspasarla. Ha habido, hay y habrá mucho lenguaraz descocado suelto por los terrenos de juego. Hablamos de Barkley, Laimbeer, Payton, Bird... e incluso el mismísimo Jordan, en ciertas ocasiones. Las series contra los Bad Boys le curtieron, sin ninguna duda. Ríos de basura fluyen indemnes por los parqués de la mejor liga del mundo cada noche, y poco se hace —o se puede hacer— por evitarlo.

La pregunta que lanzo al aire es: ¿hasta qué punto es este comportamiento digno de ser defendido? Hay quién sostiene fervientemente que forma parte del juego, que va unido de manera inherente a este o cualquier otro deporte. Por otra parte, estamos los que consideramos la guerra verbal algo innecesario y, llegados a cierto punto, incluso molesto.

Si realmente soy mejor que tú, no necesito recordártelo. No necesito decírtelo para que te desmoralices y me pongas las cosas más fáciles. No necesito regodearme humillándote con palabras, cuando puedo superarte con hechos. Me basta con romperte la cadera con mi dribbling. Me es suficiente con hacer añicos tu defensa bailándote en el poste. Me sobra con ganarte la posición con mi físico privilegiado, o simplemente, con mis implacables ganas de pelear cada rebote. Me alcanza con escapar de tu marcaje para acabar dando ese pase extra al compañero que espera solo más allá de la línea de triple.

Esta vez estoy hablando de otra raza de jugadores. Hablo de Duncan. Hablo de Hill. De nuestro Pau. Hablo de Robinson, de Battier. Hablo de Billups y de Nash. Hablo de Yao. Hablo, en definitiva, de todos aquellos que realmente saben de qué trata este juego.


Un saludo.

domingo, 31 de octubre de 2010

Where best guard ever happens

El despegue de la temporada NBA tuvo lugar el pasado martes. Los equipos han jugado apenas tres partidos, por lo que no nos podemos adelantar a celebrar el fracaso de The Biggest Three o aseverar que los Nets serán el equipo revelación del campeonato. Sin embargo, sí que podemos a empezar a intuir los derroteros que tomaran algunos combinados que, o bien han hecho los movimientos aparentemente adecuados en el mercado estival, o bien han sufrido graves mermas en su plantel de jugadores.

En el segundo grupo encuadro a mis Suns. A pesar de la derrota aplastante infligida a los seminuevos Jazz, el año se presenta complicado para los de Arizona. En mi mente va tomando forma una posibilidad desalentadora. La idea de que un base de la talla de Steve Nash se retire sin un anillo que enfundarse en el dedo. La idea de que un 2-time MVP como él no alcance la gloria que supone ganar un campeonato en la mejor liga del mundo.

Steve cuenta ya 36 primaveras y, a pesar de lucir un juego incombustible y un rendimiento impecable, su declive y posterior retirada parecen, a todas luces, inminentes. Es por ello que, desde mi rincón, quiero dedicarle un pequeño homenaje. No me pidáis demasiada objetividad. Es mi jugador favorito, siento por él una gran admiración, tanto por lo que hace fuera cómo por lo que hace dentro del parqué. No por nada este blog lleva por nombre un guiño a su juego.

Repasaremos sus éxitos y sus fracasos. Sus logros y sus anhelos. Sus altos y sus bajos. A fin de cuentas, su trayectoria y su legado.

Here I am

El canadiense pone el pie en la liga en el año 1996. Drafteado en el decimoquinto puesto de la primera ronda por los Phoenix Suns. En su primer año, no lograría llamar la atención de su público ni de su entrenador, pero poco a poco, iría ganando protagonismo en las rotaciones y mostrando destellos de la gran calidad que albergaba en su interior. Después de dos años en el desierto de Arizona, Nash es traspasado a los Mavs. 

En Dallas comparte vestuario con su gran amigo Dirk Nowitzki, y comienza a consolidarse poco a poco como un base a tener en cuenta dentro de la competición. Después de una lesión que le mantuvo fuera del terreno de juego durante 25 partidos, vuelve a las canchas, demostrando que todos aquellos que le criticaban, erraban rotundamente. Es en esta estapa cuando Steve comienza a consolidar su media anotadora y su rol como playmaker, organizando de alguna manera el juego del conjunto tejano en torno a su capacidad de crear huecos a partir de la nada. Comienzan las apariciones en el tercer equipo All-Star.

Let see what you've got

Su contrato con Dallas expira, y a pesar de que el equipo desea retenerle, los de Arizona, el mismo conjunto que unos años atrás le escogió con el nº15 en el draft, le quieren de vuelta. Las condiciones que le ofrecen son mejores, y Nash acierta de pleno. Aquí comienza su reinado sin corona —sin anillo—. El Run 'N Gun.

Bajo la batuta de Mike D'Antoni, estos Suns, los de Nash y Stoudemire, acompañados siempre de algún que otro jugador de considerable talla, encandilan con su juego eléctrico a medio mundo. La sobresaliente dirección de juego que impone sobre los suyos, unida a los notables récords conseguidos en temporada regular, bien le valen los dos galardones Maurice Podoloff con los que es premiado en 2005 y 2006. Dos MVPs consecutivos, gesta que muy pocos en la historia de la NBA han logrado.

Rise & fall... & rise

A pesar de deslumbrar durante la temporada con un juego eficaz a la par de entretenido, parece ser que el Run N' Gun no da sus frutos en forma de anillo. Su mejor ocasión para conseguirlo, se vio enturbiada en una serie contra los Spurs. Partidos comprados, jugadores que rompen narices de manera gratuita, árbitros corruptos que acaban en la cárcel escribiendo libros sobre su propia corrupción... no voy a empezar, porque sé que no acabo.

Hay quién sostiene que los anillos se ganan desde la defensa. No seré yo quién ponga esa sentencia en tela de juicio. Al menos, no en este momento. En cualquier caso, D'Antoni decide marcharse a la Gran Manzana, y el conjunto de Arizona parece quedar huérfano. Con la llegada de Terry Porter al banquillo y de Shaq a la cancha, el Run 'N Gun se ve repentinamente muerto y enterrado. El equipo comienza a defender y se olvida del desparpajo que tantas alegrías le había dado hasta el momento. Porter es depuesto del cargo de entrenador para dejar lugar a Alvin Gentry, y Shaq deja Phoenix para tomar el camino que lleva a Cleveland.

Con la vuelta al juego rápido y ofensivo, decisión del nuevo coach, los Suns dan la sorpresa y se plantan el pasado año en la final de conferencia contra los omnipotentes Lakers. Nash demuestra que sabe jugar a esto, con o sin D'Antoni de por medio. Entretanto, D'Antoni demuestra que sin Nash las cosas se complican. Después de vengarse de los Spurs, barriéndolos de la post-temporada con un 4-0, Steve y los suyos caen dignamente frente a los de Phil Jackson.

What about now?

El pasado verano, STAT y Barbosa abandonan la nave, dejando atrás un proyecto que parecía estancado. Nash vuelve a quedarse relativamente solo, pero no por mucho tiempo. Los fichajes de Childress, Turkoglu y Warrick no tardan en producirse. Refuerzos que, a primera vista, no parecen tapan los huecos dejados por Amar'e y Leandrinho. Pero con un generador de juego como Steve, nunca se sabe.

Es muy posible que Steve se retire sin el campeonato que merece, entrando a formar parte de ese club de leyendas que no consiguieron alcanzar su objetivo último. Hablo de Kemp, Malone, Stockton, Barkley, Robinson, Miller... Pero hay cosas que sí ha conseguido y de las que muy pocos pueden presumir. Revolucionar el baloncesto de la última década, desarrollar un juego imprevisible y delirante a la par que efectivo, hacer mejores a todos y cada uno de los compañeros con los que ha compartido vestuario...


Sí, es posible que se retire sin degustar las mieles del anillo. Pero, ¿quién necesita un anillo cuándo ha conseguido que millones de personas disfruten el baloncesto como nunca antes lo habían hecho?


Anyway. In Nash we trust.

domingo, 24 de octubre de 2010

I love this game

I am 
The pick and the roll
The three and the post
The dunk and the block

I am
The pass and the shot
The press and the foul
The bench and the court

I am
The fast and the slow
The jump and the fall
The air and the floor

I am
The rookie and the old
The big and the small
The free and the coach
The team and the void

I am
The brain and the blood
The net and the board
The rim and the clock
The perfect score

I am
The ball

Don't leave me alone

domingo, 17 de octubre de 2010

Plantillas NBA 2010/2011 (3 de 3)

Nos vamos acercando cada vez más al arranque del frenesí NBA. Tanto que algunos ya vamos contando los días. Y es que la pre-temporada es entretenida, sí, pero no deja de ser un mero aperitivo, un entrante que sólo permite intuir lo que viene detrás. El plato fuerte. Estos partidos hacen las veces de termómetro. En cierto modo, dan una idea de lo calientes que están los diferentes combinados. Pero más allá de eso, son simplemente una piedra de toque en la que los equipos no lo dan todo. Experimentan, ensayan, examinan, comprueban, estudian, tantean... pero dejan de lado lo realmente importante: competir.

Let's go.

División Sureste

Atlanta Hawks: nos encontramos ante otro de esos conjuntos que no consiguen quitarse de encima el cartel de «eterna promesa». Cuentan con una plantilla más que competitiva, una plantilla que prácticamente garantiza su presencia en Playoffs. Pero más allá de eso, y basándonos en los resultados de años anteriores, no encontramos mucho más. En el Este sólo sobreviven los más fuertes. Si tenemos en cuenta a Magic, Celtics, Heat, Bulls... el camino de los Hawks parece adquirir un cariz ligeramente más tortuoso. Veremos si este año son capaces de dar el salto.

Charlotte Bobcats: la joven franquicia de Carolina del Norte parece comenzar a asentarse en esta liga. El año pasado, tras el fichaje del capitán Jackson, consumaron la gesta de colarse en post-temporada. Se toparon con unos Magic intratables, que no mostraron ninguna piedad por sus rivales y acabaron volviendo a casa de vacaciones más pronto de lo soñado. Pero, probablemente, con la gratificante sensación de haber ascendido un escalón en la jerarquía de la liga más competitiva del mundo. Ahora sólo deben continuar con esa tendencia positiva.

Miami Heat: estaba impaciente por llegar a ellos. Asustan. Bosh, LeBron y Wade. Juntos. Tres de los diez mejores jugadores del mundo en un mismo equipo. Y sin embargo, no creo que vayan a ganar un anillo. Al menos, no este año. Primero, han de demostrar que funcionan como bloque. Bosh es un tipo con cabeza, no creo que cause demasiados problemas. Wade y él se entenderán bien. El problema, desde mi punto de vista, radica en el autoproclamado King. El baloncesto, cómo cualquier otro deporte, se rige por unas normas. Entre ellas, hay una que especifica que sólo se puede jugar con un balón. Acostumbrado como está, a ser el objetivo de todos los focos, James deberá asumir que la estrella en Miami es Wade, y no él. Por muchos anillos que le dé a los de Florida, Wade siempre les habrá dado uno más. Cómo ya he dicho, no les auguro un éxito demoledor como el que se espera. Al menos, no de inmediato. Por otra parte, y subjetivamente, no me gusta The Biggest Three. Su Majestad lo expresó con una claridad meridiana. «Yo no llamé a Bird y Magic para montar un equipo. Lo que yo quería era ganar a esos tipos». Amén.

Orlando Magic: un gran equipo. Esto no admite discusión de ninguna índole. Pocos movimientos en el mercado veraniego, por lo que mantienen un conjunto sólido sin apenas novedades. La más destacable, la pérdida de Matt Barnes, un suplente que aportaba minutos de calidad desde el banquillo. Minutos de los que ahora disfrutaran los omnipotentes Lakers del tío Phil. Cuentan con el mejor pívot de la competición, y probablemente, del mundo. No es el más grácil, ni el más elegante, ni el más técnico, pero sí el más dominante. Y a fin de cuentas, eso es lo que importa en este juego. Orlando seguirá dando guerra, señoras y señores.

Washington Wizards: cerramos el Este con uno de los grandes tapados de este verano. El equipo de la capital ha hecho algunos movimientos muy interesantes y prometedores. Sí, ya sé que no han fichado a James, ni a STAT, ni a Bosh. Tampoco a Boozer, Jefferson o Pierce. De hecho, ni siquiera participaron en las pujas. Sin embargo, se han hecho con los servicios de jugadores de innegable valía, como Hinrich o Jianlian, a cambio de prácticamente nada. Tampoco nos olvidamos del regreso de Agent Zero y la incorporación del ilusionante John Wall, llamado a marcar una época en esta competición. Serios candidatos a ser uno de los conjuntos que experimente un mayor crecimiento. Reconstrucción express, vaya.
 

División del Pacífico

Golden State Warriors:  brisas de cambio, las que soplan en California. El fichaje de David Lee podría devolverle la ilusión a este combinado. Monta Ellis es un jugador ya consolidado, mientras que Stephen Curry, el sophomore bombardero, seguirá creciendo con el equipo. A pesar de esto, parece claro que, salvo sorpresa mayúscula, no aspiran a mucho más que a ser un caramelo para algún equipo más fuerte en post-temporada. Aunque eso pensaban todos en 2007 y dieron la sorpresa contra Dallas. Esto es la NBA, damas y caballeros, no lo olvidemos. Ya sabéis. Where never meant to happen happens.

Los Angeles Clippers: el hermano pobre de los Lakers tiene una razón para sonreír este año. Se llama Blake Griffin. Esa bestia parda que nos dejó con la miel en los labios el pasado año por motivo de su prematura lesión en pre-temporada. Está demostrando que es un dominador nato en la pintura, y que puede formar una pareja interior temible junto a Kaman. Esto, sumado a nombres como Davis o Gordon, resulta en unos retales que, bien hilvanados entre sí, pueden dar lugar a un tejido firme y resistente. Tal vez les haya llegado la hora a estos chicos de poner los ojos en junio.

Los Angeles Lakers: los actuales campeones mantienen un bloque de garantías. En mi opinión, se han reforzado con acertado criterio este verano. Steve Blake y Matt Barnes aportarán minutos de calidad como suplentes (tal vez, incluso puedan colarse eventualmente en el quinteto titular). Y qué decir del resto. Siguen contando con el mejor jugador del mundo, un tal Kobe Bryant, creo, escoltado por un perro de presa como Artest, el —casi— siempre cumplidor Odom, un frágil Bynum y sobre todo, nuestro siempre grande, tanto dentro como fuera del parqué, Pau. Les auguro el threepeat. Y puesto que no confío demasiado en las posibilidades de mis nuevos Suns, espero no equivocarme.

Phoenix Suns: llegamos a mi equipo. Los chicos del eternamente joven Nash. El base que con 36 años, juega como si de un chaval de veintipocos se tratase. El juego eléctrico, las asistencias imposibles, los contraataques inesperados. El Run 'N Gun. STAT nos ha dejado, y en el desierto de Arizona huele a reconstrucción. Nash empezará a apagarse más temprano que tarde, pues los años, incluso en su caso, no perdonan. Amar'e se entendía con él a la perfección, llevaban 8 años formando una de las duplas dentro-fuera más temidas del campeonato. Pero Amar'e ya no está. Ha vuelto con D'Antoni a la Gran Manzana. Para suplirle, contamos con Childress, Warrick y Turkoglu. Hemos perdido fuelle, sin duda. Pero el año pasado dimos la sorpresa. Y tal vez López siga creciendo como amenaza interior. No nos engañemos, lo más probable es que un 2-time MVP como Nash se retire sin probar la gloria del anillo. Pero la esperanza es lo último que se pierde. WE ARE ORANGE.

Sacramento Kings: cerramos el análisis de plantillas con el conjunto de California. El joven Tyreke y los suyos aspiran a ser la sorpresa de la temporada. El rookie del pasado año confía en García, Dalembert, Casspi, Cousins y demás para revivir la fiebre King. En Sacramento no paladean las mieles de la post-temporada desde 2006, pero este año podrían conseguirlo. Hablamos de clasificarse, no de pelear una vez llegados a ese punto. Las ambiciones con forma de anillo deberán esperar al menos un par de años más. Talento y juventud son dos buenos ingredientes para la receta del éxito, pero a largo plazo. Dejemos madurar a Evans y a sus chicos un tiempo. Tal vez entonces ya estén preparados para dar un golpe de estado en la mejor liga del mundo.


Concluido el análisis de las plantillas, sólo queda esperar. Esperar, y, entretanto, alimentar el debate, realizar pronósticos, albergar esperanzas, asumir decepciones... lo que solemos hacer los aficionados a este deporte. A cualquier deporte, de hecho. 

Por otra parte, no puedo cerrar el artículo de hoy sin dedicarle unas palabras a uno de los más grandes de entre los grandes en el mundo de la canasta. El hombre de las camisas chillonas, las pajaritas extravagantes y la calva reluciente. El inventor del Tiki Taka, los motes calculados con escuadra y cartabón, las tonadillas pegadizas... El pionero con el que crecimos, viendo a Jordan maravillar al mundo entero. El genio que nos ha acompañado en la Edad de Oro del baloncesto español. Sin ti, la vida hoy es un poco menos maravillosa. Te echo de menos, don Andrés. Descansa en paz.


Siempre Montes.

domingo, 10 de octubre de 2010

Plantillas NBA 2010/2011 (2 de 3)

Dos semanas largas para el despegue de la mejor liga del mundo, y seguimos con el análisis de los diferentes rosters. Mientras tanto, y para ir abriendo boca, nos deleitamos con caramelos como ese con el que nos obsequiaron Lakers y Barça el pasado jueves. Una exhibición de verdadero BA-LON-CES-TO, que diría un tal Pepu. Pero no nos confundamos. A todos aquellos que juran y perjuran que el Regal Barcelona sería un equipo competitivo en NBA, me gustaría recomendarles que bajasen de la nube. Ganaron a unos Lakers a medio gas, cosa no poco meritoria, pero no estaría de más repetir el partido allá por abril. Por otra parte, mencionar el ritmo frenético de la temporada NBA, que dista mucho de parecerse al de las ligas europeas. Al César lo que es del César, y a Dios lo que es de Dios. Hicieron un partido sobresaliente, pero de ese punto a lograr ser competitivo en la mejor liga del mundo, hay un largo camino. Y todo esto lo dice un simpatizante del equipo culé. Cierro el tema, que me dejo llevar y nos perdemos. Este domingo, iremos sobre las divisiones Central y Noroeste.

División Central

Chicago Bulls: la palabra «esperanza» vuelve a sonar como un eco que reverbera en la paredes del United Center. Una vez más, se han hecho una serie de movimientos prometedores. Carlos Boozer cuenta con la confianza de los de Illinois para formar, junto a Derrick Rose, un peligroso tándem dentro-fuera que bien podría ser la piedra angular de estos Bulls, que no han cesado en su búsqueda incansable de la fórmula para volver a lo más alto desde la marcha de aquel que fue el más grande jugador de todos los tiempos. His Royal Airness.  

Cleveland Cavaliers: el cielo de Cleveland está poblado de nubarrones. El CuLeBron acabó en desgracia para los de Ohio. En una desgracia bastante ridícula, si se me permite. El afán de protagonismo del sedicente King, el circo mediático que se montó alrededor de su figura, el anuncio en la televisión para acabar firmando por Miami... LeBron ha decidido dejar de jugar a ganar para empezar a jugar a no perder. Y en Cleveland van a pagar muy cara su decisión. El pilar maestro del eterno proyecto de asalto al anillo se ha derrumbado.

Detroit Pistons: la incógnita con estos Pistons se mantiene sin despejar. El proyecto sigue orbitando en torno a Hamilton, Prince y Big Ben. Después de la decepcionante actuación de Villanueva y Gordon en la pasada temporada, de los que se esperaba mucho más, parece claro que el núcleo seguirán siendo estos tres veteranos. También cuentan con un McGrady en sus últimos momentos, que, salvo sorpresa mayúscula, no nos deleitará, como hizo años atrás, con exhibiciones anotadoras. Además, necesitan un pívot de garantías (¿Greg Monroe?) para dar descanso al veteranísimo Ben Wallace. Tal vez, la sorpresa en Michigan la de ese chico nórdico llamado Jonas Jerebko. Un robo en toda regla. Seleccionado 39º en el pasado draft.

Indiana Pacers:  llegados a este punto, no sé muy bien por donde empezar. En realidad, la plantilla apenas ha cambiado, el equipo sigue girando en torno a Danny Granger, jugador de gran talla, pero insuficiente para levantar a un combinado en permanente reconstrucción por sí solo. Desde el incidente Artest, en Indiana no levantan cabeza. Más de uno vive todavía en tiempos del Killer.

Milwaukee Bucks:  Delfino, Ilyasova, Jennings, Redd, Salmons, Maggette... estos Bucks tienen mimbres para formar algo medianamente competitivo. Hablamos de Playoffs, damas y caballeros. El año pasado dieron el paso, se clasificaron. En el año presente, el señorito Jennings tendrá que demostrar que es tan bueno como dice ser, y tirar del carro. Y no precisamente en el aspecto anotador. Tendrá que aprender a involucrar más a sus compañeros, si quiere que los engranajes giren debidamente. No pongo en tela de juicio su calidad, a mi entender, incuestionable, pero tal vez debería aprender un poco de otros bases como Paul, Nash, Deron... y jugar un poco más por y para el equipo. Y sí, soy plenamente consciente de que es un base anotador.


División Noroeste

Denver Nuggets: la eterna promesa. Destacamos el fichaje de Al Harrington, aunque está por ver si realmente cobra importancia en las rotaciones. Los de Colorado mantienen una plantilla más que competitiva, pero que no termina de despegar. Tal vez sea esa la razón que impulsa a Anthony a buscar una salida. Es muy posible que, al igual que le sucedió a STAT con los Suns, sienta que el proyecto es viable, pero ha quedado estancado. O lo mismo es que simplemente siente envidia de LeBron y ha decidido hacer lo que él, coger a dos colegas y reventar el campeonato. Quién sabe. Cuánto daño ha hecho a la competición The Biggest Three.

Minnesota Timberwolves: los lobos han dejado marchar a aquel que, según algunos vaticinaban, sería el sucesor de Kevin Garnett. Ahora siguen sumidos en el constante proceso de reconstrucción al que nos tienen acostumbrados. Salir del purgatorio pasa por la consolidación de Flynn, Love, y el recién llegado Beasley, como jugadores de cierta talla. A veces da la impresión de que en Minnesota están sumidos en un proceso de letargo, esperando el desembarco de Ricky. Pero el chico maravilla no hace milagros. Al menos por el momento. 

Portland Trail Blazers: los de Oregon mantienen un combinado de relativas garantías, pero no terminan de despegar. Ha habido un considerable baile de fichajes en los últimos meses, aunque ninguno de verdadero peso. Tal vez Roy no sea suficiente y necesita algún apoyo. O apoyos, más bien. Por otra parte, estaremos pendientes de Greg Oden, «Don Cristal », para los amigos, si las lesiones deciden respetarle al menos durante un año. Así tal vez consiga mostrarle al mundo por qué fue elegido por delante de Durant en el draft de 2007. Cómo último detalle, la telenovela que protagoniza el mallorquín debe terminar. McMillan, deja de fichar aleros y decídete.

Oklahoma City Thunder: estos chicos fueron los protagonistas de una de las mayores y más gratas sorpresas de la competición en la pasada temporada. Un conjunto en su segundo año, recién desmantelado y buscando estabilidad, que cierra la temporada con un balance de 50-32. Asombroso. Aquello de enseñarle los dientes a los omnipotentes Lakers en post-temporada tampoco estuvo nada mal. Buena culpa del milagro la tiene Kevin Durant, ese chico cuya facilidad para encestar me recuerda a la de —no me culpéis, no puedo evitarlo— Jordan en sus días malos. Pero no todo el mérito es suyo. Está rodeado de un grupo de jugadores jóvenes de increíble talento. Auguro que estos chicos marcarán el futuro de la competición en los próximos años, siempre que consigan mantener el conjunto unido y cohesionado.

Utah Jazz: acabamos por hoy con los de Salt Lake City, cuna de los mormones. Dirigidos por el brillante base, Deron Williams, los chicos de Sloan han conseguido hacerse con Raja Bell y Al Jefferson, dejando marchar a Carlos Boozer. Bell es un experto defensor, un perro de presa que además luce un acierto considerable desde la larga distancia. Por otra parte, el cambio Boozer-Jefferson puede resultar provechoso para el equipo. Jefferson es más joven. Eso es un dato objetivo. Además, diría que tiene un techo más alto que alcanzar que el nacido en Alemania. Eso es una impresión subjetiva. Sólo queda esperar que el físico no le traicione, por todos es bien sabido que Al es un asiduo de la enfermería. De ser así, los Jazz contarán con un equipo capaz de batirse el cobre con casi cualquiera en post-temporada.

El domingo próximo cerramos el análisis con las divisiones Sureste y del Pacífico. Más allá, el 26 de octubre para ser exactos, arranca la temporada. Hasta entonces, y como siempre, animo al debate y a la crítica.


Un saludo.

domingo, 3 de octubre de 2010

Plantillas NBA 2010/2011 (1 de 3)

Seguimos estando a un mes escaso del comienzo de la temporada y la sequía que no cesa, pero ha asaltado mi mente una idea que considero bastante acertada. Haré un recorrido por las plantillas de los diferentes conjuntos, evaluando fichajes, sopesando expectativas y realizando pronósticos. El problema radica en que la mejor liga del mundo cuenta con treinta equipos en su haber. Por ello, dividiré el análisis en tres partes, de dos divisiones cada una, Este y Oeste. Hoy, Suroeste y Atlántico.


División del Atlántico

Boston Celtics:  Jurassic Celtics, Boston Geriatrics... son una pequeña muestra de los muchos apodos que se le han dado a esta franquicia histórica después del mercado estival. Y no sin razón. Allen, Pierce, Garnett... nombres que en otro tiempo causaban pavor si vestían una misma equipación. Si a esto le sumamos a los dos O'Neal, hace unos 10 años estaríamos hablando de dinastía. Pero estamos en 2010, y estos chicos, que siguen derrochando clase y talento —unos más que otros—, han pasado ya su mejor momento. El único jugador que reúne juventud y verdadero talento es Rondo, ese base excéntrico y brillante que en tiempos de Playoffs parece ser poseído por el mismísimo Jason Kidd. A pesar de todo, estamos hablando de Boston. Se meterán en post-temporada y darán mucha guerra. Por aquello de guardar las buenas costumbres.

New Jersey Nets: un equipo que prometía mucho antes del mercado de los agentes libres, y se ha quedado en nada. Todo apuntaba a un par de fichajes fuertes como pilares para la reconstrucción. No fue así. Su última baza, el flirteo con Carmelo Anthony, ha sido finalmente desechada. Les aguarda otro año rondando las últimas posiciones de la clasificación, luchando por evitar ser farolillo rojo. Siempre y cuando Harris, López y algún que otro rookie (un tal Favors, puede ser) no se combinen para formar un trío explosivo y dar la sorpresa. Difícil gesta, creo yo.

New York Knicks: otra franquicia que no ha cumplido las expectativas. El fichaje de STAT no es suficiente. No tienen una mala plantilla, ni mucho menos, pero resulta patente la falta de nombres decisivos, determinantes. A mi entender, dejar marchar a David Lee para traer a Stoudemire no ha sido una buena elección. Amar'e es un gran jugador, pero ha vivido toda su carrera de la mano de Nash. Es hora de comprobar si el grandullón puede o no caminar por su propio pie.

Philadelphia 76ers: no han hecho demasiados movimientos, el fichaje del Chapu es el más destacable, después de la adquisición del prometedor Evan Turner, que tiene mucho que demostrar en esta liga. Poco que decir con respecto a ellos, más allá de que tienen equipo para mejorar la actuación del pasado año y poco más. Probablemente no lleguen lejos en Playoffs, si es que consiguen clasificarse.

Toronto Raptors: cerramos división con los canadienses, equipo de nuestro Calderón. Un conjunto que a duras penas puede ocultar una cojera muy grave. La marcha de Bosh, la decepción de Turkoglu, el fichaje de Amir Johnson por un sueldo de estrella... noticias desoladoras y decisiones cuestionables para el equipo canadiense. En Toronto van a sufrir más de la cuenta este año. Calde, sal de ahí.


División Suroeste

Dallas Mavericks: ves la plantilla de los chicos de Cuban, ese niño caprichoso que habita en un cuerpo de 50 palos, y te echas a temblar. Luego recuerdas lo que llevan haciendo los Mavs los últimos años, y vuelves a respirar tranquilo. Este equipo tiene muchos nombres (Marion, Butler, Terry, Nowitzki...), pero sufren Dirkdependencia, y siempre pecan de lo mismo. Brillante temporada regular, bochornosos Playoffs. No pueden evitar desinflarse en post-temporada. En todos los arranques vivimos lo mismo. «Este año, sí». Veamos de lo que son capaces.

Houston Rockets: con Yao Ming seminuevo, y los buenos —brillantes movimientos que se hicieron en esta franquicia la pasada temporada, los Rockets aspiran a pelear duro en Playoffs. El único requisito indispensable es el asentamiento de Brooks y Martin como jugadores de nivel en la liga, algo que, a simple vista, parece inevitable.

Memphis Grizzlies: hogar de el mediano de los Gasol. Parece que por fin la guerra de egos en este conjunto se ha convertido en un problema controlable. Pero que nadie eche las campanas al vuelo. El que piense que el choque ha desaparecido, peca de ingenuo. Ahí tenemos a los señoritos Mayo y Gay para apearnos de nuestras ensoñaciones. En definitiva, un conjunto joven y prometedor, al que auguro una buena temporada regular y posiblemente, aparición en post-temporada, siempre y cuando sepa dejar la lacra del individualismo de lado.

New Orleans Hornets: Chris Paul es increíble, rezuma talento por cada uno de los poros de su piel. Un base brillante, en definitiva. Sólo le encuentro un defecto. No hace milagros. Hace unos cuatro años, pronosticaba un futuro alentador para Hornets y Magic. Contaban con los futuros mejores base y pívot de la liga, respectivamente. Con los Magic acerté de pleno. Los Hornets no han sabido moverse en el mercado para fichar lo que CP3 necesita a su lado. Y ahora están a punto de perderle. Pintan bastos en Nueva Orleans, me temo.

San Antonio Spurs: cerramos división y actualización con mis archienemigos. Hablamos de los chicos de Popovich y pasa exactamente igual que con los Mavs, pero en la dirección opuesta. Como incondicional de los Suns que soy, mi deber es desear que esta franquicia se hunda por un tiempo y cierre ciclo, a pesar de la profunda admiración que siento hacia Tim Duncan, ese gran desconocido. Los Spurs cada año, me dan esperanzas a principio de temporada, pero sólo para acabar dinamitándolas justo antes de Playoffs, allá por marzo o abril, cuando empiezan a carburar. A primera vista, los años les pesan, y deberían empezar a ser descartados como un rival peligroso. Espero que no se saquen de la manga a otro DeJuan Blair. Con los de Texas nunca se sabe. 2011 es año impar.


Opiniones, cábalas, previsiones, quinielas... bien sabéis que todo lo que aquí plasmo no son más conjeturas, fruto de la observación y reflexión pertinentes. Al fin y a la postre, el baloncesto se juega en una cancha, y es allí donde los jugadores han de demostrar dónde acierto y dónde yerro. Hasta que lleguemos a ese punto, animo al debate y a la discusión, siempre razonada y razonable. La semana que viene, más y mejor.


Un saludo.

P.D. Deseo felicitar desde aquí a nuestras chicas, que acaban de ganar el Bronce del Mundobasket contra Bielorrusia. Os merecéis un artículo dedicado exclusivamente a vosotras y mucho más, lamentablemente, yo no poseo los conocimientos necesarios para ello. Para hacer algo de mala manera, prefiero no hacerlo. ¡Enhorabuena equipo!

domingo, 26 de septiembre de 2010

Más vale tarde que nunca

A falta de aproximadamente un mes para el arranque de la fiebre NBA, y con la sequía que esto implica, me veo casi en la obligación de hacer un análisis desde la distancia de la decepción de nuestra selección en el pasado Mundobasket. Y digo «decepción». No «crisis», ni «tropiezo». Tampoco «fin de ciclo». Iremos sobre ello más adelante. Al fin y al cabo, es la intención de esta entrada.

Ha pasado casi un mes, los ánimos se han templado y creo que ahora es momento de hacer balance. La gente ha hablado mucho. Demasiado. Con criterio y sin él. Algunos buscaban únicamente una cabeza de turco a la que culpar de la hecatombe. Ahí estaba Scariolo para satisfacer sus demandas. Y he oído verdaderas aberraciones. Ojo, no seré yo quién defienda al italiano. Ni blanco, ni negro. Más bien gris.

En primer lugar, están aquellos que blasfeman en arameo porque Scariolo no barajó la idea de la falta sobre Teodosic. En este punto, y a mi entender, sólo podemos emitir opiniones, no juicios. Me explico. Tal vez, de encontrarme en el lugar del seleccionador, yo habría ordenado una falta. Sí. Por una simple razón. Soy de los que prefiere que el resultado de un partido dependa de mí, no de mi rival. Falta, tiros libres, posesión para España, y a demostrar por qué somos éramos campeones del Mundo. Muy bonito, de haber salido así. Ahora bien, cualquier entrenador con un mínimo de entendimiento se habría jugado el ir a la prórroga con un tiro así. Teodosic a 9 metros del aro, con 4 segundos en el marcador, punteando el tiro un hombre alto como lo es Jorge. Cualquiera CUALQUIERA firma esas condiciones. 9 de cada 10 veces, la ecuación hubiese resultado en prórroga. Amigos, con los serbios las probabilidades no funcionan. Por aquello de rondar el 75% de acierto en triples.

Veredicto: Scariolo inocente.


En segundo lugar, las rotaciones. Vamos por puntos. Iré enumerando una serie de decisiones, a mi entender, cuestionables.

1º  ¿Rudy de 3 titular?
2º  Claver, al igual que Teruel, existe
3º  La selección es un equipo, no dos grupos de 5 jugadores que bajo ningún concepto pueden coincidir en pista
4º ¿Marc titular?, ¿en serio?, ¿por qué?, tal vez sea porque se deja los huevos y el alma en la cancha, luchando por cada rebote, tapón, punto en la pintura... ah no, espera... ese se llama Fran Vázquez.

1º Rudy, jugando de 2, como líder y fuerza anotadora (que buena falta nos hacía) de la segunda unidad, hubiese dado más (aunque tras su brillante Mundial, parezca difícil).
2º Claver es joven, sí. ¿Y qué? ¿Para qué lo llevas, entonces? ¿Acaso no merece minutos en partidos fáciles para enseñarte lo que vale? Claver tiene clase, talento y ganas de sobra para estar por delante de Mumbrú en las rotaciones. Y no le has permitido demostrarlo.
3º ¿Mezclar a titulares y a suplentes en la cancha para que jueguen juntos? ¡Qué locura, por favor! (Nótese la ironía en mis palabras)
4º  Este punto me lo tomo como algo personal. Sólo diré que Fran lo ha dado todo por el equipo, mientras Marc, jugador que me gusta y al que considero un tipo muy grande, se dedicaba a pasear de un aro al otro, haciendo gala de una calma y un sosiego admirables. "¿Cerrar los rebotes?, ¿yo?, ¡qué va!, me apellido Gasol. Que lo haga otro." Vergonzoso. Fran merecía la titularidad.

Veredicto: Scariolo culpable


No hemos tenido un base de garantías. Raül pudo haber sido un gran jugador, pero se quedó en un buen jugador, que no es poco. Las lesiones no perdonan. Era el perfecto sustituto de Calde, si tenemos que cuenta que conoce los esquemas de Scariolo, llevaba dos semanas entrenando con el Khimki y su estilo de juego, en cierto modo, es similar al de José. Sólo le reprocho el no haber aprovechado su puntería desde la larga distancia. Ricky es otro cantar. Ha hecho un mal Mundial. Nadie puede discutir eso. La tituralidad le ha venido grande. Su juventud no es una excusa. De ahí, a crucificarle como se ha hecho, hay un trecho. Está claro que no ha mostrado su mejor cara en la cita internacional. Punto. Que si está sobrevalorado, que si nos han vendido humo, que si es un base mediocre... Ricky es brillante. Lo demuestra día a día con el Barça. Y le quedan muchas bocas por callar. Dadle tiempo al chaval. La conclusión de este punto es que Scariolo hizo bien escogiendo a Raül, y él no tiene la culpa del bajo rendimiento de Ricky. El único "pero": tal vez debería haberle dado galones a Llull como base. Sí, lo sé, Llull es escolta. Por aquello de probar. Llamadme loco.

Veredicto: Scariolo inocente.



Finalmente, pasando por alto muchos otros detalles, hablemos de aspectos tácticos. Está muy bien que un entrenador prepare los partidos. Para eso le pagan. Es su trabajo. Entrenador. Pero cuidado. Un entrenador debe preparar su estretegia antes del partido, sí. Y en el mismo momento en que su estrategia se va al carajo, debe ser capaz de reaccionar y cambiarla. Cuando esto no ocurre, te clavan un 75% en triples y tú, mientras tanto, defiendes en zona. Con dos cojones.

Veredicto: Scariolo culpable.

 
Me dejo muchas cosas por el camino, pero esto se alarga y se me está yendo de las manos. Termino, pero hecho el diagnóstico, dejo aquí unas pinceladas sobre los puntos por donde pasa la posible cura.

1º Alex y Jorge me gustan. Todos los jugadores de nuestra selección me gustan, en realidad. Pero creo que es momento de que lo dejen en favor de sangre nueva. Con Felipe no termino de decidirme.
2º Fran debería convertirse en fijo. Ha demostrado a lo que está dispuesto y de lo que es capaz.
3º Ibaka selección YA. Un poquito de músculo en la pintura.
4º Aquí me la juego, pues siempre albergo dudas con respecto a él, pero creo que el Chacho merece una segunda oportunidad. Es un base creativo que encaja con el juego de la Selección. El problema viene a la hora de decidir a quién dejamos fuera.
5º Scariolo no es un mal entrenador. Algunos se sorprenderán, pero no. Él no tiene la culpa del hambre en el mundo, la pandemias en África, la guerra en Oriente Medio ni el cambio climático. Simplemente no encaja con los sistemas de juego de nuestra selección. Si peca de algo, es de ser demasiado correcto, educado. Necesitamos a alguien que baje a los jugadores de las nubes con cuatro voces cuando lo necesiten, no que les pida, por favor, más intensidad defensiva. En cualquier caso, le buscaría sustituto.
6º Este punto se deriva del anterior. Debemos volver a los contraataques eléctricos, el juego incisivo, los minutos mágicos... lo que mejor sabemos hacer. It's Showtime.
7º Sáez, por favor, vete. Vete YA.

Considero que si queremos que esto sólo haya sido un tropiezo, el levantarse pasa, si no por todas, al menos por alguna de estas claves.

No me voy a ir sin antes dejarle un recadito a los visionarios, genios, augures y demás entendidos que se apresuraron a hacer leña del árbol caído. "Vaya panda de maricas". "Da vergüenza verlos jugar". "Esta selección me da vomitera". Perlas por el estilo que todos hemos oído de boca de alguno de estos, autodenominados, grandes analistas en su tiempo libre. A todos ellos, sólo espero que cuando ganemos el próximo Eurobasket, no salgáis a la calle a celebrarlo. Por aquello de ser coherentes y demás. Un poquito de decoro.



Todo esto, no son más que conjeturas y opiniones. Mi subjetiva y personal visión de la situación actual. No busco que nadie las comparta, las apruebe, ni les dé su beneplácito. Si acaso, que no dejen a nadie indiferente y susciten críticas razonadas y constructivas. Pues al fin y al cabo, son sólo eso, opiniones.


Un saludo.