domingo, 12 de febrero de 2012

Los que son y los que están

A escasos veinte días del fin de semana de las estrellas, se hacen públicos los banquillos escogidos por los técnicos para defender Este y Oeste. Llegados a este punto, periodistas y aficionados se apresuran a emitir juicio y dictar sentencia sobre el acierto o el yerro de llevar a tal o cual jugador a la cita en cuestión. Desde nuestro rincón, nos expedimos la licencia de hacer lo propio. No hablaremos de titulares, pues, atinados o no, los designios de la masa son incuestionables. Comencemos.

Los que están

Dirk Nowitzki

La presencia del '4' teutón en el All-Star ha sido objeto de crítica desde el momento en que vio la luz la decisión de llevarlo. El nivel mostrado hasta el día de hoy no parece ni tan siquiera el suficiente como para que el germano se considere a sí mismo merecedor de este reconocimiento, como hizo saber recientemente ante los medios. Sin embargo, veteranía, liderazgo y una impecable trayectoria aderezada con un anillo la pasada temporada, parecen credenciales suficientemente válidas como para verse traducidas en el billete a Orlando. Si bien existen ala-pívots a un nivel superior en el Oeste, tomando en cuenta todo lo anterior, su presencia no puede tacharse de flagrante, como ha podido leerse en diversos rincones de la red. Los actuales campeones no podían quedar sin representación en esta cita.

Steve Nash

Un caso similar al citado líneas arriba. A nadie le quedan dudas de que el base canadiense ya ha vivido sus mejores años y está lejos de ser un MVP. Ronda los 15 puntos por encuentro, cifra modesta si la contraponemos a la de otros jugadores exteriores del Oeste. Sin embargo, con 38 inviernos a sus espaldas, el base de los de Arizona sigue asentado en el trono de máximo asistente en la mejor liga del mundo, superando las 10 asistencias por partido. Como guinda de este pastel de cifras, un acierto en el tiro de campo del 56%. Los números, unidos a esa facilidad innata que posee para involucrarse en el show y al hecho de que, probablemente, sea su último partido de las estrellas, dejan claro, a mi entender, que su presencia es más que merecida.

Luol Deng

Alejándome de mi sentir habitual, considero que el All-Star constituye una rara y exclusiva excepción en el que los logros individuales y la capacidad de ofrecer espectáculo al espectador deben primar sobre lo conseguido por el equipo de uno. En este particular, nos encontramos ante un buen jugador, que no una estrella. Sus avales; 15 puntos, 7 rebotes y formar parte de un equipo puntero y prometedor en el Este como lo son los Chicago Bulls. 

Roy Hibbert

Llegamos a la más agria de las presencias. Un pívot que promedia 13 puntos y algo menos de 10 rebotes por noche se encuentra con una invitación al fin de semana de las estrellas. ¿Quién es el culpable? Ni el público, ni el técnico, ni el propio jugador. Como veníamos diciendo meses atrás, el '5' es una especie en peligro de extinción. El que no lo vea claro, queda invitado a sentarse y reflexionar. 

- ¿A quién llevaría yo para suplir a Howard?

Los que son

Josh Smith

Consistente, fiable, efectivo y, ante todo, espectacular. Mejora temporada tras temporada a un ritmo lento pero seguro y no parece tener techo. Para hacerlo más sangrante, los Atlanta Hawks se encuentran a un paso del podio en la Conferencia Este, por lo que no podemos achacar su ausencia a los malos resultados de su equipo. ¿Qué más puede hacer Josh Smith para demostrar que es una estrella? Incomprensible a todas luces.

Rajon Rondo

Un año después, la gran C pasa de contar con cuatro representantes a uno solo, y no estamos hablando del base joven y huraño que los dirige, sino del padre del proyecto, Paul Pierce. Aquello de dejar fuera al primero cuando dedica noches alternativas a flirtear con el triple-doble, sólo puede entenderse a la luz de sus numerosos y diversos lances con las lesiones.

Paul Millsap / Al Jefferson

La divina pareja interior que mantiene a flote a unos Jazz a medio gas, milagrosamente por encima del 50% de victorias. Mucho se ha hablado a favor tanto de uno como de otro, apelando a números y estadísticas de todo género. Ambos están jugando a un nivel espectacular, y haciendo grandes cosas por su equipo, pero escoger a uno de ellos implicaría renunciar al intocable Love, que tal vez mereciese la titularidad más que nadie, a una leyenda viva como Nowitzki, o a un LaMarcus Aldridge que lleva unos meses ganándose a pulso el billete. Estos chicos no venden. Tal vez en otra ocasión.

En el tintero nos dejamos, para no perder la costumbre, a unos tantos que debieron ir allá o quedarse acá, pero la consabidas limitaciones de espacio, formato y, por encima de todo, tiempo, vuelven a hacer de las suyas. Lo que a los ojos del que escribe es esencial, queda aquí expuesto. El resto corre de parte del que lee.

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