domingo, 13 de febrero de 2011

Superman 2.0

Dwight Howard. Probablemente —con permiso del todavía emergente Griffin—, el mejor jugador interior sobre la faz de la tierra. Indiscutiblemente, el más intimidatorio. Referente de los Magic, eternos aspirantes al anillo, y maestro en la faceta defensiva de este juego, está trabajando duro para ser igual de decisivo en ambos lados de la cancha.

El autoproclamado Superman —que en realidad no es otra cosa que el heredero del título original, adjudicado tiempo atrás al inigualable Shaq— decidió trabajar durante el pasado verano junto a uno de los  jugadores con los mejores  pies que han pisado jamás el terreno de juego: Hakeem Olajuwon. 

El gurú de los bailes en la zona, pertrechado con su completísimo arsenal de movimientos, dedicó el receso estival a inculcar fundamentos a ese portento físico que es Howard. Y es que es precisamente ese el punto en el cual sus detractores son más incisivos.

Dwight posee uno de los cuerpos más privilegiados de la competición. Si bien es cierto que su inconmensurable fuerza física, su complexión y su estatura, le facilitan enormemente la labor bajo los tableros, sus recursos ofensivos son más bien limitados. Intentar un mate en cada jugada no es el camino. Pero parece que Superman se ha percatado de ello y está dispuesto a poner tierra de por medio.

Con la ayuda de Olajuwon, Howard ha desarrollado nuevas armas que le convierten en un pívot más polivalente. Ahora acude al gancho, juega con la tabla e incluso en ciertas ocasiones se atreve con un tiro de media distancia. Todo esto parecía impensable a los ojos de cualquiera hace tan sólo unos meses.

Dicho esto, conviene no llamarse a engaño. Superman seguirá basando su juego en su abrumadora superioridad física. Seguirá acudiendo al mate cada vez que se le presente una mínima oportunidad. Seguirá en definitiva, luciendo su exhuberancia siempre que se le presente la ocasión. Pero su juego está ganando riqueza progresivamente, y cuando la fuerza bruta le falle, contará con un considerable número de alternativas. Dwight nunca será estandarte de la clase y el talento, pero tampoco permitirá que se le tache de jugador pobre en recursos.

Más allá de los cambios producidos en la ejecución, Howard ha sufrido una transformación más trascendental. El líder de los Magic se deja ver más motivado, más hambriento, más luchador. Más líder. Y eso es precisamente lo que sus compañeros necesitan de él. Más que cualquier otra cosa. Alguien en quien apoyarse y al que confiar la responsabilidad cuando todo lo demás se viene abajo. Un líder.


Un saludo.

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