domingo, 3 de abril de 2011

Lágrimas

Unas semanas atrás, la polémica volvía a cubrir con su manto a los Miami Heat, siempre en boca de todos. La derrota infligida por unos Bulls dirigidos por el efervescente Derrick Rose a comienzos del pasado mes detonó la bomba. 

Después del choque entre dos rivales directos de cara a unos cercanos Playoffs y la subsecuente caída del conjunto de Miami, las lágrimas brotan en el vestuario de los de Spoelstra. Literalmente. Perder el encuentro, a efectos prácticos, no supone apenas nada para los Heat. La clasificación para post-temporada en un puesto relativamente cómodo permanece como algo seguro y, como resulta obvio, no estamos hablando de una serie de Playoffs. Aún así, se oyen llantos en el locker room.

El entrenador reconoce ante los medios que varios de sus jugadores lloraron tras el partido mientras que el propio Chris Bosh deja traslucir su abatimiento en una rueda de prensa permitiendo escapar algún que otro sollozo. Entretanto, Dwayne Wade, en un velado afán por colocarse el cartel de mártir, dirige al público un elocuente: «El mundo ya tiene lo que quería. Los Miami Heat están perdiendo partidos.» Conmovedor.

El debate queda, pues, servido. Las declaraciones controvertidas se suceden. Los medios y los aficionados convierten internet en un hervidero en cuestión de horas. Múltiples celebridades del mundo NBA no se retrasan a la hora de seguir este ejemplo. Phil Jackson, Ron Artest, Kobe Bryant y Dwight Howard son sólo una mínima muestra del elenco de ilustres representantes de la mejor liga del mundo que se concedieron la licencia de dedicarle unas palabras a la trama en cuestión.

Pero centrémonos en la realidad, repasemos los hechos. Detrás del acuoso velo, se esconde una verdad demoledora. Miami no puede con la presión. Se deshace como un azucarillo en una taza de café hirviente. Demasiadas figuras se erigen como líderes mientras que muchas otras se limitan a desempeñar un papel puramente testimonial en la sombra. Y una vez cometido el desliz, los primeros se eximen a sí mismos de toda culpa mientras que los segundos se preguntan si tal vez podrían haber hecho algo por evitar el traspié. 

El liderazgo —hablamos de baloncesto, damas y caballeros— ha de repartirse entre unos pocos. En caso contrario, se diluye. Se pierde como lágrimas en la lluvia —ruego se me permita el paralelismo de obligada inclusión—  y termina desembocando en un desgobierno dirigido por demasiados adalides que se exoneran de la responsabilidad con la que, en un primer momento y con el viento a su favor, habían decidido cargar.

Un hombre puede llorar. 

Lágrimas de alegría, cuando te has convertido en el primer español en enfundarte un anillo NBA. Pau Gasol. 

Lágrimas de júbilo, cuando has alcanzado el cénit de tu carrera deportiva consiguiendo tu segundo three-peat. Michael Jordan. 

Lágrimas de rabia, cuando entregas tus mejores años a un proyecto y te comunican tu traspaso mientras celebras junto a tus compañeros la consecución de vuestro último título. Rick Mahorn. 

Lágrimas de humillación, cuando no eres capaz de liderar a tu equipo más allá de la primera ronda tras siete años intentándolo. Tracy McGrady


Un hombre puede llorar. Pero si vas a hacerlo, contén las lágrimas hasta el último cuarto. Espera exactamente hasta que suene la bocina.


Un saludo.


P.D. Este artículo apareció publicado como «Artículo del Mes» en el número 224 de la Revista Oficial NBA.

7 comentarios:

  1. Un articulo bastante bueno en todos los sentidos y que me parece que relata perfectamente lo que le pasa a estos Miami Heat y sobre todo la situacion por la que esta pasando Chris Bosh que esta pasando de ser un baluarte o estrella en las ultimas temporadas a ser un ala-pivot de mediana etiketa.
    Un saludo, Adrian Air Jordan

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  2. Muy acertada la apreciación sobre Bosh, amigo.

    Gracias por la lectura y la opinión! (;

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  3. Esta semana te has lucido, muy bueno.

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  4. Muy bueno. Ahora sí,¿crees q miami es campeón en algunos años en adelante?

    Gracias(:

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  5. En primer lugar, gracias a Ana por la lectura y la opinión.

    En segundo lugar, gracias también a Javier, y en cuanto a lo que comentas sobre un anillo en los próximos años, es más que probable, siempre y cuando el bloque se mantenga unido, aprendan a coordinarse sobre el parqué —los perfiles de Wade y LeBron muchas veces se solapan— y desde los despachos se lleven a cabo los ajustes pertinentes.

    A pesar de la aversión que siento hacia ellos y su modelo de equipo, la calidad que albergan es innegable, y sería de locos creer que no pueden conseguir un anillo si se mantienen juntos durante varios asaltos al campeonato. Dicho esto, también sostengo firmemente que este no es el año de los Heat. Desde mi punto de vista, entre Lakers y Bulls anda la cosa.

    Gracias nuevamente, compañeros! (;

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  6. Sabía que tenías dotes de escritor, pero aún me he quedado sorprendida. Me he leído los que me pasaste y un par de ellos más. Desde el punto de vista de una profana de baloncesto, pero como amante de la lectura, y con toda sinceridad, creo que tienes una habilidad increíble. Hablas de baloncesto, pero también te muestras un poco personalmente. Es increíble la forma en la que se vierten sentimientos y emociones en un par de párrafos, y lo que se puede transmitir en ellos :). No sé si me llegaré a hacer fan del deporte en sí, pero ten por seguro que sí lo soy de tus artículos ;).

    Esta entrada puede ser fácilmente y por el momento mi favorita, por eso te comento aquí.

    Felicidades por el blog. Espero que seas valiente y lo mantengas! jaja

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  7. Viniendo de ti, me supone un halago, Marta.

    Mil gracias por la lectura, la opinión y el seguimiento (;

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