domingo, 20 de marzo de 2011

All you need is Love

Uno de los mejores de su época. 3 MVPs en temporada regular. Un anillo de campeón con los Sixers en el 83. Máximo reboteador de la liga durante cinco años consecutivos. Encadenó 51 dobles-dobles, uno tras otro. Registró 38 puntos y 32 rebotes en 1982. Fue proclamado unánimemente como «Rey del rebote». Hablamos, cómo no, del —hasta ahora— inigualable Moses Malone.

Casi 30 años después, otro jugador, con sólo 22 primaveras a sus espaldas, recrea las hazañas de este coloso. Lidera la lista de reboteadores con 15.6 RPP. Ha establecido un nuevo récord con 53 dobles-dobles consecutivos. A principios de noviembre consiguió situarse por encima del 30-30. Repetimos, 22 años. Este chico se llama Kevin Love y no conoce el significado de la palabra «límite».

Love es un ala-pívot de 2,08 metros. Si lo comparamos con otros jugadores de su posición, su altura, desde luego, no es excesiva. Tampoco posee unas capacidades físicas apabullantes, una envergadura sobrehumana ni un salto especialmente explosivo. Kevin juega a otra cosa.

Interiorizó desde muy pronto los fundamentos del rebote de la mano de su padre, Stan Love, jugador profesional de la ABA y la NBA, con un perfil atlético muy diferente del de su hijo. Kevin conoce perfectamente cada resquicio del comportamiento del balón de caucho. Con una precisión casi milimétrica, puede anticipar la trayectoria de un tiro errado, ganar la posición más favorable y hacerse con el rechace. No necesita ser el más alto, ni el más fuerte, ni el más rápido. Sus manos venían equipadas de serie con uno de esos imanes de los que hablaba el maestro Montes.

Cuando todo lo demás falla, Love sigue reboteando, pero eso no es lo único que puede hacer con solvencia. Trabajador incansable donde los haya, obtiene petróleo en forma de puntos en la pintura, se abre para buscar tiros, intercepta balones, asiste a sus compañeros... Exprime al máximo cada segundo que le asigna Kurt Rambis sobre el parqué en  los Timberwolves, y parece a todas luces evidente que, si permanece en Minneapolis, el futuro proyecto de la franquicia girará en torno a él. Es el resultado de la marcha de Al Jefferson y el premio al trabajo duro que le ha llevado a consolidarse como una de las principales referencias interiores del campeonato.

La marcha de Kevin Garnett a Boston hace 4 años supuso el fin de un sueño para los habitantes de Minnesota. Con él, abandonaron el equipo las opciones de lucha por los Playoffs. Big Al parecía predestinado a suceder a esta leyenda viviente, sin embargo, no cumplió con las expectativas y acabó saliendo por la puerta de atrás para terminar recalando en los Jazz. Lo que en principio pudo parecer un problema, se convirtió en una bendición. El florecimiento de Love le ha devuelto la sonrisa a los aficionados y, mirando hacia el horizonte, se perfila el espejismo del regreso a la post-temporada. Este chico no tiene techo, y lo sabe. Todavía le quedan muchas alegrías que repartir entre los suyos. 

Su reinado en la pintura no ha hecho más que empezar. Todos somos testigos.


Un saludo.

3 comentarios:

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  2. Articulo muy completo. Este chico ha demostrado a todos los jugadores y experimentados de la NBA que no hace falta ser de color y tener un fisico y una altura descomunal para reinar en el rebote y conseguir tantos dobles-dobles.

    Un saludo, Adrian Air Jordan

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