domingo, 22 de mayo de 2011

El espejo

La post-temporada 2010/2011 quedará grabada a fuego en la mente de los Lakers por el resto de su historia. El —¿inesperado?— batacazo ante los Dallas Mavericks en forma de barrido arrasó con la moral de los angelinos. Pero hubo un hombre sobre el que el asfixiante peso del fracaso se posó dos veces. Kobe Bryant.

La derrota escoció particularmente al astro de púrpura y dorado por una razón. Le arrebató la posibilidad de repetir threepeat y equiparar así su palmarés al del jugador con el que siempre ha sido comparado. El GOAT (Greatest Of All Time). Michael Jordan. Por otra parte, más allá de la privación de la gloria inmediata, la caída ha resultado sonora y la ruta hacia el anillo en los próximos años se ha convertido en un camino escarpado. La cifra de 6 se desvanece en el horizonte del 24 angelino. Y, una vez más, el debate está servido.

Tal vez sea por su carácter competitivo, sus ansias de victoria, su capacidad de liderazgo o su obsesión por el baloncesto. O tal vez por el sincretismo en sus saltos, gestos, poses y canastas. Sea como fuere, el alud de comparaciones entre uno y otro viene sucediéndose de manera inevitable de unos años a esta parte.

A día de hoy, Kobe cuenta sus adeptos y detractores manejando cifras similares, mientras que Michael es recordado como poco menos que un dios, tanto por aquellos que vivimos sobre del parqué como por los que se sitúan lejos del mismo. 

Pese al lavado de cara que ha llevado a cabo el primero durante los últimos años, sus enemigos siguen tildándole de copia malograda, chulo desafiante y chupón irrespetuoso. Sacan a relucir su enfrentamiento con uno de los más grandes —no exclusivamente en términos literales— que jamás hayado puesto un pie en una cancha de baloncesto, Shaquille O'Neal, y le critican duramente por ello. Olvidan las reyertas Jordan con Bill Cartwright, Will Perdue o Steve Kerr, amén de la mancha azul en su expediente, fruto de su paso por los Wizards.

Si nos detenemos en los números, Jordan está objetivamente por encima de Bryant. Información, que no opinión. Como contrapartida, si establecemos una comparativa teniendo en cuenta sus edades, las distancias se acortan ligeramente. Vayamos más allá. Tomemos en consideración la batería de buzzer beaters decisivos que el escolta angelino prodigó el pasado año. La misma con la que superó al ex de los Bulls en lo que a capacidad de resolución de partidos se refiere. Las diferencias siguen difuminándose.

Expuesto esto, y si bien Kobe representa lo más parecido a Michael que se deja ver en estos días sobre un terreno de juego, el que suscribe nunca fue amigo de comparaciones. Sin embargo, es consciente de que para la mente humana resultan un obstáculo insalvable. 

Pese a ello, una cosa permanece clara. Se trata de algo que va más allá de números o actitudes.

El mejor no admite comparaciones.


Un saludo.

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